El diminuto astro de la recordada serie televisiva Blanco y negro, Gary Coleman, falleció ayer, a los 42 años, tras sufrir una hemorragia intracraneal. El popular 'Arnold’ dejó de existir luego de que le fuera retirado el respirador artificial que lo mantenía con vida.

El actor, de 1.40 m, estaba hospitalizado desde el miércoles en el Centro Médico de Utah, luego de que sufriera una caída en su casa.

Durante el año, esa había sido la tercera emergencia de Coleman, quien nació con nefritis –un mal congénito y potencialmente fatal del riñón–, lo que detuvo su crecimiento y por lo cual fue sometido hasta a dos trasplantes antes de que cumpliera los 14 años y, más tarde, fue sometido a tratamientos de diálisis cuatro veces al día para poder sobrevivir.

NIÑO PRODIGIO. A pesar de sus problemas de salud, Coleman interpretó desde los 10 años a Arnold Jackson. Su personaje acaparó simpatía con su famosa frase: “¿De qué hablas, Willy?”.

Coleman ganó hasta 100 mil dólares por capítulo, cifra que lo ubicó como uno de los actores mejor pagados de la televisión.

EXCESOS, VIOLENCIA Y LÍOS CON LA JUSTICIA. Con los años, Coleman dejó de ser aquel niño avispado y alegre de la TV, para convertirse en un hombre amargado y violento. Uno de los casos legales más sonados fue la demanda que en 1993 les entabló a sus padres por quitarle dinero de fondos que estaban destinados a financiarlo cuando fuera adulto.
En 2007 se casó con Shannon Price. La prensa reportaba que el pequeño artista golpeaba continuamente a su pareja.

También fue acusado de agresión por una mujer que le pidió un autógrafo. Además, un fan lo denunció porque lo golpeó y trató de atropellarlo con su camión. En lo que va de 2010, Coleman había llamado unas 20 veces a la policía. En una ocasión, para reportar una sobredosis de pastillas y diciendo que se quería morir.

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